POR: Miguel Gonzales Corrales – Escritor arequipeño.
La novelística de Mario Vargas Llosa es amplísima y vasta en estudios a nivel mundial. Unas obras más valiosas que otras por su contenido, es innegable. Mi punto de vista, de acuerdo a lo que leí, las más trascendentales por su contenido temático, estructural, social, político y narrativo son «La casa Verde», «La guerra del fin del mundo» y «Paraíso en la otra esquina». «Conversación en la Catedral» es una novela opaca, difusa, cuyos personajes, sin más acción, recaen en el simplismo coloquial y monótono alrededor de una dictadura, para ellos, de una obediencia tonta. Sin embargo, «La guerra del fin del mundo», aunque tiene un contexto brasileño, es una obra monumental por las múltiples facetas de sus personajes, aquellos quienes son la escoria del mundo se sienten protegidos por el fanatismo de un personaje al que creen ciegamente místico, se trata de Antonio, el Consejero.
No es más que una representación ficcional del texto histórico «Los sertones» del escritor brasileño Euclides da Cuna. Es obra épica por el sentido de las muchas aventuras de sus protagonistas, ya que se ven envueltos en hazañas increíbles, intrigas sobrenaturales y posturas ideológicas de un grupo de personas para obtener su libertad, a través de la violencia y el credo religioso heredado por el hijo de Dios, el Consejero Antonio. Por otro lado, están los militares quienes desean imponer la República, deben luchar por esas tierras, incluido Canudos donde vive el grupo liderado por este falsete profeta. Más allá de las hazañas ideológicas, está presente, sobre todo, las creencias y fidelidad incondicional de los personajes más queridos por el Consejero Antonio. El León de Natuba, un enano, edecán de Antonio, Joao Abade y Joao Grande, prostitutas y delincuentes quienes abren las acciones de la novelas. Si es cierto que en menor escala se habla de los militares, resaltan los civiles como el Barón de Cañabarava o el periodista miope quien trata de indagar los asuntos correctos para invadir las tierras de Canudos arrasando con su pobladores, es un personaje servil a la prensa republicana, pero tiene dudas si todo, al final, saldrá bien. La cruenta batalla, en el desenlace, los militares vencen y amplían la República avasallando a la gente del Consejero Antonio de quien nunca encontraron su cuerpo. El texto narrativo es descrito de una manera impresionante por un lenguaje ágil, detallado, imaginando ese escenario destructivo a través de muchos párrafos, ya que cuenta con 4 partes largas.
Esta novela mantiene su épica por los detalles ya mencionados. Pero también se debe a la descripción de la vida de cada personaje, al margen de la trama general. Es decir, hay historias pequeñas de la vida de cada personaje como intrigas, desmanes, abandonos familiares, sufrimientos, amores, obsesiones, incluso, sexuales del Barón de Cañabrava, desolación y lo sobrenatural con la imagen del Consejero Antonio. Esto se debe al empelo de un lenguaje copioso y abrumador, casi barroco, no por la figuras a quienes representa, sino por lo denso del manejo verbal, ideando una historia latinoamericana, en mundo donde lo impresionante existe. Todo esto hace virtuosa la novela.