Por: Liz Campos Rimachi
La Municipalidad Provincial de Arequipa, por intermedio de la Biblioteca Pública Municipal, colocó una placa conmemorativa en honor al poeta arequipeño César ‘Atahualpa’ Rodríguez para recordar los 50 años de su partida.
La placa fue colocada en la vivienda del poeta, ubicada en la calle Puente Grau N° 406. Este acto se realizó este lunes 23 y conto con la participación del director de la Biblioteca Pública Municipal, Mario Rommel Arce; además de la nieta del poeta y su esposo, Helena Emanuel y Antonio Ugarte; así como el actual propietario de la casona, José Llosa.
Recordando a Atahualpa Rodríguez
César Augusto Rodríguez nació el 26 de agosto de 1889 en la Ciudad Blanca. Fue un escritor autodidacta, bautizado ‘Atahualpa’ por su amigo y poeta, Percy Gibson. Entre 1908 y 1913 mantuvo cercanía con los escritores José María Eguren, Abraham Valdelomar y Manuel Gózales Prada.
Junto a Gibson, formaría el grupo de poesía “El Aquelarre”. Además, fue director de la Biblioteca Pública Municipal de Arequipa por 38 años. En 1966, el Congreso reconoció su trabajo al entregarle la Orden del Sol del Perú y la Orden del Congreso. Su labor cultural fue reconocida a nivel nacional e internacional.
Ruta Literaria
El martes 24 de mayo se realizó un recorrido por distintas locaciones donde vivieron los escritores: César Atahualpa Rodríguez, Jorge Polar Vargas, Juan Manuel Polar y Francisco Mostajo. Incluyendo el antiguo estudio fotográfico de los hermanos Vargas y el punto de reunión del grupo “El Aquelarre”. Esta “Ruta Literaria” busca traer a los poetas al presente y que la población los conozca más de cerca.
Asimismo, el próximo 6 de julio se estrenará un documental en honor de César Atahualpa Rodríguez, donde se mostrará fotos y documentos inéditos proporcionados por su familia, acompañado de una muestra infográfica dedicada a su vida y obra.
Poesía
Compartimos un poema del escritor.
ORACIÓN
Cristo
hace ya rato
que el mundo te ha visto;
y que el hombre, animal insensato,
queriendo materializarte, para mirarte
ha pintado su propio retrato.
Te puso cara compungida
y contusiones sanguinolentas
A ti que eres la vida,
te hizo vivir escenas cruentas
y te metió en las fauces del delito:
y como muere todo lo que existe
para que tú existieras, moriste
con el párpado marchito.
Así son todas las normas
de esta criatura falible.
El hombre, pensador de formas,
busca siempre de lo imposible lo posible.
Cuando se lanza en otras aventuras
y el infinito se niega a sus miradas,
con sus medidas rígidas y duras
todo lo mide por pulgadas.
Y Tú que no tienes porte,
¡Dios inmenso!
¿Con qué herramienta quieres que te corte
para que quepas donde pienso?
Estoy jadeante de fatiga
como el que acaba de hacer una hazaña.
¿No me has sentido? Soy hormiga
que te subí, creyéndote montaña.
Y no eres, no, montaña ni acomodo,
ni campo de medir mostrenco.
Como la parte no conoce al todo,
te percibo en el aire azulenco,
en el hilo de luz mañanero
que me lleva como una vasija,
en el labio de mi hija,
en diciembre y enero.
Los que te buscan sólo a ratos
y creen conocerte,
son los mismos que le pidieron a Pilatos,
tu muerte.
Ellos te oran y te llaman
en el momento decisivo,
ellos por miedo te aman
yo, Cristo, te vivo.