Martes, Enero 21, 2025
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Balance de la lucha popular en la democracia

El movimiento popular debe redefinir su estrategia política frente a la actual etapa de repliegue

La lucha popular es un elemento importante en la democracia y en la construcción de sociedades más justas e igualitarias. Es la acción colectiva y organizada de la gente para defender sus derechos e intereses y buscar cambios en la sociedad. Esta lucha puede tomar muchas formas, desde manifestaciones y huelgas, hasta movimientos sociales y políticos como los que hoy está presenciando el país.

Nos encontramos en un periodo político cuyo desenlace aún es incierto. Si bien Dina Boluarte apunta a quedarse hasta el 2026, el cierre del congreso o la renuncia del ejecutivo son escenarios posibles ante la presión popular, aunque poco reales en el corto plazo, ahora que la lucha popular se encuentra en una fase defensiva y de resistencia.

Las delegaciones del interior del país, exceptuando las de Puno, están sufriendo predeciblemente un desgaste por la prolongación de la lucha y la brutal represión de las fuerzas policiales. Por otro lado, el gobierno ha demostrado una postura de negación frente a la coyuntura de crisis.

En este contexto, el movimiento social debe implementar estrategias para convocar a los sectores que aún no se han movilizado. Por ejemplo; los sectores populares, que antes se manifestaban, y ahora no, por temor a la represión, ciudadanos de a pie que se autoconvocaron en las principales plazas del sur del país y que hoy ven en riesgo su vida al ejercer su derecho a la protesta; los sectores estudiantiles que no se han movilizado de forma masiva, dejando una débil representatividad juvenil de egresados en las movilizaciones de Arequipa y Lima principalmente; y los sectores medios, emprendedores y pequeños propietarios que han estado acompañando, pero no protestan.

Cabe destacar la participación de los colectivos culturales, que en estas jornadas de lucha pusieron la cuota juvenil, y aportaron con color y arte en las movilizaciones, afirmando la postura de los artistas regionales principalmente, en contra de la violencia policial y la dictadura de Dina Boluarte y el Congreso

Por otro lado, los sectores populares deben mantener su capacidad movilizadora en torno a las tres consignas principales; la salida de Dina Boluarte, el cierre del Congreso y la convocatoria a una Asamblea Popular Constituyente, sumando los reclamos democráticos de cese de la represión y la persecución, libertad para los detenidos injustamente, y justicia y reparación para las víctimas de la violencia estatal.

Es importante que, a lo largo de este proceso, no se descuide la salida de fondo a la crisis del régimen neoliberal. Para esto se debe impulsar una gran campaña nacional sobre la nueva Constitución, a fin de dar una lucha de ideas respecto del contenido de la constitución, el cambio de modelo económico, garantía de derechos sociales, derechos de los pueblos originarios, protección de la naturaleza y democracia participativa.

La lucha popular es un elemento importante en la democracia y en la construcción de sociedades más justas e igualitarias. Es la acción colectiva y organizada de la gente para defender sus derechos e intereses y buscar cambios en la sociedad. Esta lucha puede tomar muchas formas, desde manifestaciones y huelgas, hasta movimientos sociales y políticos como los que hoy está presenciando el país.

Nos encontramos en un periodo político cuyo desenlace aún es incierto. Si bien Dina Boluarte apunta a quedarse hasta el 2026, el cierre del congreso o la renuncia del ejecutivo son escenarios posibles ante la presión popular, aunque poco reales en el corto plazo, ahora que la lucha popular se encuentra en una fase defensiva y de resistencia.

Las delegaciones del interior del país, exceptuando las de Puno, están sufriendo predeciblemente un desgaste por la prolongación de la lucha y la brutal represión de las fuerzas policiales. Por otro lado, el gobierno ha demostrado una postura de negación frente a la coyuntura de crisis.

En este contexto, el movimiento social debe implementar estrategias para convocar a los sectores que aún no se han movilizado. Por ejemplo; los sectores populares, que antes se manifestaban, y ahora no, por temor a la represión, ciudadanos de a pie que se autoconvocaron en las principales plazas del sur del país y que hoy ven en riesgo su vida al ejercer su derecho a la protesta; los sectores estudiantiles que no se han movilizado de forma masiva, dejando una débil representatividad juvenil de egresados en las movilizaciones de Arequipa y Lima principalmente; y los sectores medios, emprendedores y pequeños propietarios que han estado acompañando, pero no protestan.

Cabe destacar la participación de los colectivos culturales, que en estas jornadas de lucha pusieron la cuota juvenil, y aportaron con color y arte en las movilizaciones, afirmando la postura de los artistas regionales principalmente, en contra de la violencia policial y la dictadura de Dina Boluarte y el Congreso

Por otro lado, los sectores populares deben mantener su capacidad movilizadora en torno a las tres consignas principales; la salida de Dina Boluarte, el cierre del Congreso y la convocatoria a una Asamblea Popular Constituyente, sumando los reclamos democráticos de cese de la represión y la persecución, libertad para los detenidos injustamente, y justicia y reparación para las víctimas de la violencia estatal.

Es importante que, a lo largo de este proceso, no se descuide la salida de fondo a la crisis del régimen neoliberal. Para esto se debe impulsar una gran campaña nacional sobre la nueva Constitución, a fin de dar una lucha de ideas respecto del contenido de la constitución, el cambio de modelo económico, garantía de derechos sociales, derechos de los pueblos originarios, protección de la naturaleza y democracia participativa.

Por: Carlos Noe Rodriguez Mayta

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