El 15 de octubre vencerían los beneficios económicos de la Ley 31053 (Ley del Libro y la Lectura). Este jueves 5 de octubre, con 115 votos a favor, el Congreso de la República aprobó por unanimidad la renovación de esta ley ¿Es esto positivo? Tal vez.
¿Cuál es la importancia de la Ley del Libro?
Está normativa reconoce que leer es un derecho para todas y todos los ciudadanos. Si está ley quedara sin efecto, los productos editoriales y el precio de los libros aumentaría en un 25 a 30%.
De manera específica el problema que generaría es que la exoneración tributaria del IGV y el reintegro tributario del IGV (devolución de impuestos al contribuyente cuando se solicita) para las editoriales ya no se mantendría. Esto último dificultaría la producción y distribución de los libros. Las editoriales quebrarían, porque no tendrían el dinero suficiente para comprar sus insumos y probablemente las editoriales extranjeras se adueñarían del “ecosistema del libro”.
Deficiencias
Con la aprobación de esta ley, estos problemas se han evitado momentáneamente. Sin embargo, la Ley del Libro se ha ido renovando periódicamente. Postergando. Desde que el gobierno de Martín Vizcarra la promulgó. Hace tres años se presentó este mismo problema y dentro de tres años se presentará nuevamente.
“Si nosotros tenemos una ley con la intención de fortalecer este derecho, cada una de esas características se deben mantener, fortalecer e incrementar. No se puede reducir. Pensar que un derecho y sus características que lo fortalecen puedan durar tres años, es contradictorio en su naturaleza (…) la política que debemos tener en beneficio a la lectura es para siempre. Lo que estamos pidiendo nosotros es la inafectación de estos impuestos”, propone Antonio Moretti, Gerente General de la Cámara Peruana del Libro.
En otras palabras lo que se necesita es declarar la inafectación del IGV, para no tener que renovar todo el tiempo la Ley del Libro. Así el apoyo a las editoriales sería permanente. Esto es lo que se debiera exigir y no patear el problema cada tres años. Gobierno tras gobierno y “2025 nuevamente debatimos”.
En las redes sociales han difundido este anuncio como una “buena noticia”. Sin ahondar mucho tampoco en los problemas que la misma ley presenta. Por ejemplo: no considerar a las librerías en la normativa. Una ley del libro también debiera enfocarse en las librerías, sean nacionales o locales, independientes o grandes. Son parte del acceso a la lectura.
“La Ley 31053 que dejó Martín Vizcarra es mentirosa, demagógica y desajustada de la realidad. Entonces, ¿el Proyecto sustentado por Urteaga extiende el desajuste de la realidad? Tanto la ley de Vizcarra como el Proyecto brindado por el Ejecutivo, parten de un sentido básico (fomentar la lectura), que no debe ser puesto en cuestionamiento, pero ambos tambalean en sus formas”, crítica Gabriel Ortega en Caretas.
¿Es desajustada a la realidad? Si, lo es. Adquirir libros en un país donde el sueldo mínimo es S/ 1025 (y antes era 930), resulta casi imposible, si los precios de los libros en las librerías se encuentran entre 50 y 100 soles.
Una Ley del Libro más comprometida
El congresista fujimorista, César Revilla Villanueva, fue quién sustentó el dictamen para la renovación de la Ley 31053. Su discurso es el mismo que la mayoría de medios de comunicación: “está ley promueve el acceso al libro y mejora el sector, con su prórroga continuamos el fortalecimiento de la lectura en el país”.
No. Para fortalecer la lectura, se necesita una Ley del Libro estructurada, sólida inclusiva, planificada, coherente, con librerías incluidas, con más asesores para Leslie Urteaga, con cláusulas específicas para las regiones de la selva donde los índices de comprensión lectora son alarmantes y con un interés genuino del congreso por el “ecosistema del libro”.
Artículo por Rivaldo Vásquez