El Perú celebra cada primer sábado de junio el Día del Ron Peruano, fecha que destaca la historia, proyección y exportación de esta bebida destilada. Sin embargo, en un rincón del sur andino, el licor dejó de formar parte de la vida cotidiana hace ya cuatro décadas. Se trata de Tuti, un distrito ubicado en la provincia de Caylloma, Arequipa, donde desde 1983 está prohibido consumir alcohol.
La efervescencia que caracteriza al mercado del ron peruano contrasta con la sobriedad autoimpuesta por los tutianos. En esta comunidad enclavada en el valle del Colca, la llamada “ley seca” no solo marcó un cambio legal, sino también un giro cultural profundo. La decisión, tomada en un cabildo abierto, respondió a los problemas sociales que generaba el consumo excesivo de alcohol. Entre ellos estaban la violencia intrafamiliar, el abandono infantil y el estancamiento económico.
“Antes teníamos 14 fiestas al año. Algunas duraban hasta 15 días. La gente se olvidaba de sus hijos y del trabajo”
Jesús Mamani, exalcalde de Tuti y uno de los impulsores de la medida.
Su experiencia personal —marcada por la ausencia de sus padres durante prolongadas jornadas de fiesta— fue el motor para impulsar este cambio, que se convirtió en una política comunal.
Los primeros años fueron estrictos: los infractores eran detenidos por autoridades comunales y llevados a un calabozo. Luego, firmaban un acta de compromiso. Hoy en día, quienes desobedecen la norma deben realizar trabajos comunitarios como limpiar calles o apoyar en obras del distrito.
Cuarenta y dos años después, los resultados son visibles. Tuti ha virado su rumbo hacia el turismo y la producción local. El actual alcalde, Trifón Yanque Flores, ha puesto en marcha un plan de servicios turísticos que incluye recorridos a miradores naturales, cuevas preincas y el nevado Mismi, punto de origen del río Amazonas. Además, el distrito cuenta con una planta de quesos ecológicos y una agricultura que respeta estándares naturales.
Aunque el ron peruano gana presencia dentro y fuera del país —con exportaciones que superaron el millón y medio de dólares en 2024—, en Tuti se vive otra historia. Una en la que la comunidad optó por romper con una cultura festiva anclada en el consumo y apostó por un modelo de vida más austero, familiar y productivo.
En pleno auge del mercado del alcohol, Tuti recuerda que la cultura también se transforma cuando una comunidad decide reinventarse.
Redacción por Germain Soto