Arequipa atraviesa una de las crisis más graves de salud mental en el Perú, es la región con el mayor número de casos de suicidio, una problemática que afecta de manera particular a adolescentes y jóvenes. Frente a este escenario, se presentó el informe “Salud mental adolescente y joven en el sur del Perú: retos, brechas y oportunidades”, que busca abrir el debate público y promover acciones concretas que trasciendan la atención individual para incluir la prevención y el trabajo comunitario.
El estudio revela que, aunque el país cuenta con un marco normativo avanzado, como la Ley de Salud Mental de 2021 y su reglamentación en 2022, la implementación sigue siendo limitada. Apenas el 2,2% del presupuesto nacional de salud se destina a este ámbito, cuando la Organización Mundial de la Salud recomienda un 10%. Además, la distribución de especialistas es desigual, mientras Lima concentra el 72% de los psiquiatras, regiones como Arequipa se encuentran por debajo del promedio latinoamericano de profesionales por habitante.
Las brechas se sienten especialmente en la adolescencia. La escuela, que debería ser un espacio clave para la prevención, carece de programas sostenidos y de psicólogos suficientes para atender a los estudiantes. Los Centros de Salud Mental Comunitaria, por su parte, suelen estar sobrecargados y no siempre pueden ofrecer servicios especializados para este grupo etario.
Pese a estas dificultades, el informe también resalta experiencias locales que han mostrado resultados positivos, desde proyectos escolares hasta iniciativas comunitarias, que prueban que es posible responder con innovación y corresponsabilidad. El desafío está en articular estos esfuerzos dentro de una estrategia regional más amplia, que no solo sume al Estado y a la sociedad civil, sino que otorgue un papel central a las y los jóvenes.
La fundación internacional EMpower, que elaboró el documento con el respaldo de la Anglo American Foundation, subraya que escuchar a los propios adolescentes y jóvenes es decisivo para construir políticas efectivas y sostenibles. En Arequipa, la organización ha trabajado en alianza con colectivos locales en la prevención y el fortalecimiento de habilidades socioemocionales, y recientemente ha ampliado sus colaboraciones para reforzar la respuesta comunitaria.
El llamado es claro, transformar la evidencia en acción y convertir la salud mental juvenil en una prioridad regional. La urgencia es grande, pero también existen bases para impulsar un cambio real mediante alianzas sostenidas y la participación activa de las juventudes.
Más información sobre el informe y el trabajo de la fundación se puede encontrar en: https://empowerweb.org/publications/salud-mental-adolescente-y-joven-en-el-sur-del-peru-retos-brechas-y-oportunidades

