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Arguedas y Szyszlo: ideas de nación en contrapunto

Jorge Monteza revisita las propuestas de Arguedas y Szyszlo

La funesta Mesa Redonda sobre ´Todas las Sangres´ (1965), en la que participaron renombrados intelectuales de aquel entonces para discutir acerca de la novela de Arguedas, es un buen ejemplo del ambiente cultural enardecido que se vivió en los sesenta en el Perú. Años que estuvieron marcados por una actitud muy particular en los intelectuales y artistas peruanos, quienes participaron de discusiones y polémicas en torno a cómo debía ser el “verdadero” arte nacional. Recordemos que durante aquella Mesa Redonda, un grupo de sociólogos, con Aníbal Quijano a la cabeza, concluyó que la novela Todas las sangres no reflejaba adecuadamente la realidad social peruana. 

Durante muchos años, el interés de los intelectuales se centró en definir la función del arte y de los artistas en relación con la “identidad nacional”. Se esperaba que políticos e intelectuales ofrecieran la solución al problema de nuestro país como nación, a manera de una fórmula que dé como resultado la tan ansiada homogeneidad de nuestra población; una población que entonces se percibía demasiado fragmentada, quizás tan fragmentada como en nuestros días. Cabe decir que tal homogeneidad era buscada favoreciendo aquellos aspectos occidentales que desde la colonia dominan en nuestra sociedad, es decir, que la homogeneidad debía ser alcanzada por medio de la “superación” de la cultura andina o a través del “mestizaje” provocado por la educación o la criollización. 

Es evidente que Arguedas se dirigía por otro camino. Más allá de su deseo por reivindicar la cultura andina, expresado en su obra literaria y antropológica, construyó una propuesta de nación, la que, según Jorge Monteza, “es un puente sobre dos mundos”, que “se ubica entre dos culturas de espaldas entre sí” (Monteza: 84). Ello implicaba, además, pensar en una modernidad, digámosle, “alternativa”, con la persistencia de la cultura andina, con sus procesos históricos en tensión con el mundo occidental, y no como una cultura fija y “esencial”.

Imagen 1: Portada del libro sobre la base de una fotografía del archivo de Blanca Varela. Arguedasy Szyszlo posan ante la cámara de Varela en el puerto de Supe (1948).

Arguedas y Szyszlo. Dos ideas de nación, encuentros y desencuentros, la investigación de Jorge Monteza recientemente publicada por la UNSA, dirige su mirada a la efervescencia de aquellos años, para deshilvanar las motivaciones e influencias ideológicas que marcaron a dos personajes creadores de la cultura peruana; dos amigos, cuyas propuestas artísticas coincidieron debido a su común interés por los estudios andinos: José María Arguedas y Fernando de Szyszlo. Testimonio de la amistad que surgió entre ellos es la famosa fotografía que se emplea en la portada del libro que comentamos, donde se ve al escritor andahuaylino de pie junto al pintor, con el torso desnudo, ambos mirando de frente a la cámara. Detrás, acompañando, el resuello del mar de Supe. 

Siguiendo los lineamientos planteados por el crítico Antonio Cornejo Polar sobre el problema de la nación y el concepto de heterogeneidad, Monteza revisita las ideas de nación, propuestas por Arguedas y Szyszlo, a través de sus poéticas. El investigador sugiere que ambas poéticas estarían condicionadas por dos aspectos fundamentales: la doble condición cultural del artista y el carácter interdisciplinario de su quehacer creativo.  

En este sentido, la poética del escritor andahuaylino habría estado marcada por la contradicción de haber nacido en el seno de una familia “misti” y, al mismo tiempo, de haber pasado su infancia junto a los “indios”, como uno de ellos. Tal contradicción se vió reflejada en la búsqueda continua —a lo largo de su producción literaria— de un lenguaje adecuado para narrar, empleando las palabras Arguedas, con “espíritu quechua”. Además, Monteza vuelve a insistir en la importancia primordial que la música andina tuvo en la obra del escritor de Los ríos profundos. Lamentablemente, no llega a profundizar sobre la poética allí planteada, aquella que sería “capaz de comunicar, como es capaz de hacerlo la música andina” (Monteza: 82), más allá de las referencias textuales a la música que podemos encontrar en toda la obra del autor. 

El capítulo mejor logrado es, a mi parecer, aquel en que se desarrolla la poética de Szyszlo. Monteza hace un recorrido biográfico minucioso en el que procura rastrear las influencias intelectuales e ideológicas del artista. Sugiere que la propuesta de peruanidad del pintor habría sido influenciada por su deseo de integrar elementos de la estética prehispánica con la estética occidental. Asimismo, para Monteza, la literatura habría sido determinante en la producción artística de Szyszlo. Fruto de ello fue su homenaje a César Vallejo y la serie pictórica inspirada en el poema traducido por Arguedas, Apu Inka Atawallpaman.


 Imagen 2: Umallantas Wittunkuña (Su amada cabeza ya la envuelve), de Fernando de Szyszlo. Serie Apu Inka Atawallpaman (1963)

La composición del libro es un acierto: dos creadores, dos ideas de nación que se van desarrollando en contrapunto. Ambos artistas recorren caminos diferentes, pero permanecen unidos debido a su interés por abrir la configuración sensible de Occidente al mundo andino. En definitiva, considero que la indagación de Monteza no termina con el final de este libro; más bien da lugar a que el diálogo continúe, se formulen otras preguntas y se planteen otras líneas de investigación a partir de las allí desarrolladas. 

Datos bibliográficos

Título: Arguedas y Szyszlo. Dos ideas de nación, encuentros y desencuentros

Autor: Jorge Monteza

Año: 2022

Editorial: UNSA

Por: Gabriela Solorio N.

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