Alfred Brendel nació el 5 de enero de 1931 en Wiesenberg, Checoslovaquia (actual República Checa), y desde joven demostró un talento excepcional. Aunque recibió algunas clases en Zagreb y Graz, fue principalmente autodidacta. A los 17 años ofreció su primer recital en Graz, donde ya incluyó piezas de Bach, Beethoven y su propia música.
Desde entonces, Brendel se convirtió en un artista meticuloso, reconocido por su enfoque analítico y respetuoso del texto musical. Grabó tres integrales de las sonatas para piano de Beethoven, una de Schubert y una de Mozart, marcando un antes y un después en la discografía pianística mundial.
Una carrera forjada entre conciertos, grabaciones y libros
Durante más de seis décadas, Brendel trabajó con orquestas como la Filarmónica de Viena, la Filarmónica de Berlín, y directores como Claudio Abbado y Simon Rattle. En 2008 decidió retirarse de los escenarios, pero continuó dictando clases magistrales y publicando ensayos y poesía.
Entre sus libros más destacados se encuentra Años de peregrinaje del arte del piano, donde expone con lucidez su visión sobre la música y la interpretación. En una entrevista con The Guardian en 2012, declaró: “No provengo de una familia artísticamente inclinada. Tuve que aprender muchas cosas por mí mismo”. Su disciplina y pensamiento crítico marcaron a generaciones de intérpretes.
Un legado que trasciende generaciones
Brendel fue nombrado doctor honoris causa por universidades como la de Oxford y recibió la medalla Beethoven y el título de KBE (Caballero Honorario del Imperio Británico). Pianistas como Paul Lewis lo reconocieron como una influencia decisiva. “Fue más que un maestro, fue una fuente de entendimiento musical”, expresó Lewis tras conocerse la noticia.
Con su partida, el mundo pierde no solo a un pianista, sino a un pensador de la música, cuya profundidad intelectual y sobriedad interpretativa lo convierten en una figura irrepetible. Su legado permanece en cientos de grabaciones y textos que seguirán nutriendo a nuevas generaciones de músicos.
Artículo de Camila Luciana Carpio Pacheco
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