Después de más de 30 años, el Perú vuelve a ser anfitrión de un evento que trasciende la pantalla: el Festival Internacional de Cine y Comunicación de los Pueblos Indígenas regresa con fuerza a Lima. Del 20 al 28 de junio, más de 50 producciones de 12 países darán vida a este encuentro cultural, que se presenta bajo el lema “Voces e Imágenes de Nuestra Madre Tierra”, y contará con funciones de ingreso libre.
Organizado por la Asociación Interétnica de Desarrollo de la Selva Peruana (AIDESEP), la Escuela de Cine Amazónico, Chirapaq y la CLACPI, este festival no es solo una vitrina cinematográfica. Es un espacio político, espiritual y artístico. Como lo expresa Tarcila Rivera, lideresa indígena y directora de Chirapaq:
“Queremos mostrar que somos los pueblos indígenas quienes seguimos cuidando la vida, mientras en las ciudades, muchas veces, no se ve esa conexión profunda con la naturaleza”.
La selección de películas incluye ficción, documental, animación y formatos experimentales. Las proyecciones se llevarán a cabo en espacios como la Biblioteca Nacional, la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, la PUCP y el Centro Cultural PUCP. Además, casi 50 realizadores estarán presentes para dialogar con el público tras las funciones.
Entre ellos destaca Zacharias Kunuk, cineasta inuit galardonado en Cannes, quien presentará su nueva película Uiksaringitara y ofrecerá una clase maestra el 23 de junio en San Marcos.
Pero más allá de los reconocimientos internacionales, lo que da fuerza a este festival es su raíz. El cine indígena no sigue las lógicas del entretenimiento comercial. Nace desde la colectividad, desde la tierra, la lengua, los cantos y las memorias.
“Es un cine que no busca entretener solamente, sino hacer pensar, compartir, resistir, sanar. Es una forma de decir: aquí estamos, existimos, resistimos”. señala Rivera
El evento también pone énfasis en las voces femeninas cineastas como Graciela Guaraní (Brasil), Shaandiin Tome (EE.UU.) y Yolanda Cruz (México), quienes compartirán sus experiencias de creación audiovisual desde sus comunidades.
“Las mujeres indígenas hablamos de las violencias en plural […] A través del cine muchas realizadoras han encontrado una forma de contar sus propias vivencias, de sanar heridas, de decir lo que han callado por mucho tiempo”, reflexiona Rivera.
La inauguración oficial fue el 20 de junio en la Biblioteca Nacional con la proyección de In My Hand, sobre la resistencia del activista sami Niillas Somby, además de obras como Angakusajaujuq y el corto colombiano Akababuru, con la actriz Emberá Chamí Soreidy “Kipara” Yagari Niaza.
Las temáticas estarán organizadas en cinco categorías: Conocimientos Colectivos, Mujeres y Resistencias Territoriales, Infancias Presentes y Futuros Inciertos, Movilizaciones por la Madre Tierra e Identidades desde la Diversidad.
En un contexto de criminalización, despojo territorial y censura cultural, este festival de cine se erige como un acto de memoria viva para los pueblos indígenas.
“Nadie puede contar mejor nuestra historia que nosotros mismos”, concluye Tarcila Rivera.
Redacción por Germain Soto