sábado, septiembre 20, 2025
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La poesía del futuro no tiene mapas, o sobre la lectura de «Paraíso tropical andino», y «Un cadáver también es un jardín».

Desde Piura, la poeta Alejandra Machuca escribe sobre los poemarios "Paraíso tropical andino" y "Un cadáver también es un jardín".

“Un cadáver también es un jardín” de Pieter Madibuseng Odendaal y “Paraíso tropical andino” de Jorge Alejandro Ccoyllurpuma, son dos poemarios que conversan entre sí, si se leen en simultáneo. Las correspondencias entre escritores son una práctica frecuente, sin embargo, en el caso particular de la lectura de estos dos libros, el diálogo ha sido casual.

Pieter y Alejandro viven entre Perú y Sudáfrica, pero sus vidas también transcurren en otros puntos de la geografía (reales e imaginarios); encontrarse y traducirse, o revisar sus textos en conjunto, deja una huella de cada uno en la voz y el contexto de la escritura del otro.

Un cadáver también es un jardín, es un libro que recorre la vida de Pieter, con versos que describen memorias familiares, escolares, y que ejercita la pregunta sobre la construcción de la identidad: la historia familiar, el plano amoroso, los amigos, el apellido, el cuerpo, la relación con la muerte.

Por otro lado, en el Paraíso Tropical Andino, Jorge Alejandro le habla a la Pachamama, y escribe himnos configurados por la pasión y la fiesta, las costumbres, las nostalgias, el deseo y la muerte de la naturaleza. Hecha esta primera lectura, nos encontramos ante dos mundos en puntos lejanísimos del mapa.

¿Cuándo se encuentran?

Primero, en la relación entre el cuerpo y la naturaleza. Segundo, en ser ambos poetas nacidos en dos naciones víctimas del colonialismo y el despojo (aunque en medidas diferentes), lo cual les hace soñar con un regreso mágico de la muerte, y también, con una estancia mística en la vida. En Alejandro, la muerte está presente en todas las cosas, en medio de la fiesta y el caos colorido, en medio de sus ruegos a la madre tierra (en forma de Pachamama y de Mama África); en Pieter, la muerte es el fin que vendrá, mientras tanto existe una vida que se resiste. Dos poetas enfrentan la muerte convocando a las flores y a la magia, contando historias diferentes con el poder de la poesía que puede y debe leerse en voz alta; esto último, es una característica común más que añadir a los parecidos.

Por último, la convivencia y la traducción son circunstancias extras que fusionan las voces de ambos poetas. De vez en cuando, en el Paraíso Tropical Andino aparece Pieter, y de vez en cuando, en Un cadáver también es un jardín aparece Alejandro. Lejos de restarle neutralidad a las traducciones, el vínculo entre estos dos poetas enriquece la producción individual; lanza pistas como mensajes secretos; aunque, elegidos azarosamente un poema de cada uno, uno de ellos tenga 20 años y esté bailando en una discoteca queer, mientras el otro se encuentra en una fiesta con una orquesta uniformada tocando instrumentos galácticos y ancestrales. Les une la nostalgia de otro mundo que está allí, pero todavía no existe.

Alejandra Machuca

Poeta

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