El Centro Cultural de la UNSA alberga la exposición individual de instalación “La línea correcta” del escultor arequipeño Daniel Gallegos, una reflexión profunda sobre los efectos devastadores de la crisis ambiental. A través de esta muestra, Gallegos abandona momentáneamente el ichu —materia prima característica de su obra—, impulsado por la escasez que este material enfrenta debido al aumento de incendios forestales en todo el continente. Este cambio de materialidad no solo responde a una necesidad práctica, sino que abre nuevas posibilidades expresivas en el lenguaje artístico del autor.
El ichu, célebre por su resiliencia y capacidad de reforestación natural, comienza a desaparecer en los paisajes que Daniel frecuentaba. Este fenómeno, originado por un desequilibrio ambiental global, se convierte en el núcleo conceptual de su nueva propuesta. Gallegos responde a esta ausencia con una mirada crítica, transformando el duelo por la pérdida de su materia prima en una acción artística que denuncia la indiferencia e impunidad ante la destrucción de los ecosistemas.
En “La línea correcta”, el artista explora las potencialidades del alambre como material alternativo. Figuras de animales y volúmenes abstractos emergen en el espacio, trazando una línea que simboliza tanto la pérdida como la posibilidad de reconstrucción. Este gesto no es una evasión, sino un replanteamiento que esquematiza nuevos caminos de amparo y emancipación, tanto para la fauna como para las comunidades afectadas por la crisis climática.
La obra de Gallegos, conocida por su íntima conexión con los materiales naturales, adquiere en esta exposición un carácter político y poético. Guadalupe Carrizo, en su texto curatorial, describe este cambio como una “política afectiva” que se construye a partir de la tragedia, un señalamiento urgente hacia las consecuencias de nuestra indiferencia ambiental. Las piezas de alambre, con sus trazos precisos y frágiles, dialogan con la idea de vulnerabilidad y resistencia, invitando al espectador a reflexionar sobre los efectos de nuestra acción —y omisión— en los ecosistemas que habitamos.