A diferencia del sector audiovisual, que ya cuenta con sus convocatorias abiertas, el ecosistema del libro sigue esperando. Hasta la fecha, el Ministerio de Cultura solo ha aprobado el plan general de estímulos para el libro y la lectura, pero no ha publicado aún ninguna convocatoria específica. Este retraso compromete la ejecución del presupuesto asignado por ley y afecta directamente a editoriales, librerías, bibliotecas, mediadores y otros agentes culturales.
“Todos los procesos del ministerio están atrasados. Este plan solía aprobarse en abril, y ya estamos en junio. Son dos meses de retraso que dificultan la ejecución de actividades como ferias o compras para bibliotecas”, señaló Pedro Villa, secretario del consejo directivo de la Asociación de Editoriales Independientes del Perú.
El representante de la asociación advirtió además que, debido a estos retrasos, algunos eventos clave del calendario cultural —como el Premio Nacional de Literatura— podrían no concretarse este año. “Esto no es solo un problema de las direcciones de línea, sino de la gestión institucional del Ministerio”, añadió.
A esto se suma una polémica medida administrativa. De acuerdo a la investigación de Ojo Público se tuvo acceso a un comunicado vía electrónica, la Dirección del Libro exige que todas las piezas comunicacionales incluyan no solo el logo del ministerio, sino también información detallada sobre expositores, fechas, horarios y medios de difusión. Además, deben ser previamente aprobadas por la institución, incluso cuando ya fueron validadas antes. Para las editoriales independientes, esta exigencia es “inviable” y atenta contra los tiempos y dinámicas propias del trabajo cultural.
El sector permanece alerta ante posibles actos de censura. El caso de la editorial Fabla Salvaje, que enfrentó obstáculos institucionales a inicios de año, continúa siendo un antecedente preocupante. “Hay que estar muy atentos porque probablemente sea en estas convocatorias donde pueda incluirse alguna restricción que linde con la censura”, advirtió Villa.
El libro —en un país que arrastra profundas brechas en comprensión lectora— enfrenta hoy una parálisis provocada por la inacción del Ministerio de Cultura ante los estímulos del libro y la lectura. Las trabas burocráticas, la falta de claridad y la ausencia de diálogo no solo frenan proyectos independientes, sino que amenazan con desmantelar años de avances. La lectura no se promueve con discursos: se defiende con gestión, voluntad política y respeto al sector.
Redacción por Germain Soto