El descubrimiento se produjo el martes 17 de junio durante labores de tendido de redes de gas natural en la urbanización Inca Manco Cápac. Al excavar a menos de un metro de profundidad, los operarios encontraron un fardo envuelto en textiles y acompañado de cerámicas. De inmediato, la empresa activó su protocolo de monitoreo arqueológico.
El Ministerio de Cultura confirmó que se trata de los restos de una mujer de entre 20 y 25 años, posiblemente perteneciente a la cultura Chancay, con una antigüedad de entre 1 000 y 1 100 años. El sitio ha sido cercado y declarado zona en evaluación arqueológica para proteger los elementos hallados.
Identidad cultural y objetos recuperados
El equipo arqueológico halló piezas de cerámica estilo negro sobre blanco, mates de calabaza con restos de crustáceos y otros artefactos orgánicos. Según los expertos, estos objetos sugieren que la joven pertenecía a una clase social que accedía a productos marinos, posiblemente del intercambio con comunidades costeras.
“Los elementos encontrados nos hablan de rituales funerarios propios del Intermedio Tardío. Este fardo confirma que la zona formó parte de un asentamiento importante de la cultura Chancay”, explicó el arqueólogo Marcio Mayta, coordinador del proyecto, en declaraciones recogidas por Andina.
Salvaguarda del patrimonio en contexto urbano
La empresa Cálidda informó que ha recuperado más de 2 200 hallazgos arqueológicos desde que implementó su plan de monitoreo preventivo. “Cada vez que hay una intervención, se cuenta con un equipo que reporta de inmediato cualquier evidencia prehispánica”, agregó Mayta. En este caso, el trabajo conjunto entre la empresa privada y el Estado ha sido clave para garantizar la protección de este patrimonio.
Este tipo de descubrimientos revela cuán viva sigue la historia ancestral del Perú, incluso en zonas urbanas en constante transformación. El hallazgo en Puente Piedra no solo revalora la presencia de la cultura Chancay en Lima, sino que también refuerza la necesidad de una planificación urbana que respete la memoria arqueológica del país.
Artículo de Camila Luciana Carpio Pacheco