El Centro Cultural de Huancané fue inaugurado el 20 de diciembre de 2021, en una ceremonia en la que participaron autoridades del Ministerio de Cultura y del Gobierno Regional de Puno. Durante el evento, se anunció que el espacio estaría destinado a la conservación de bienes patrimoniales, la promoción del arte local y el fortalecimiento de la identidad aimara.
Sin embargo, de acuerdo con una investigación publicada por Diario Viral en su edición del 26 de mayo de 2025, el recinto habría funcionado solo una semana antes de cerrar sus puertas. Desde entonces, no se han registrado actividades públicas ni pronunciamientos oficiales sobre su uso futuro, no sé habrían registrado actividades y tampoco pronunciamientos oficiales sobre su uso, según informa Fernando Chuquipuinta y su investigación en Diario Viral, titulada “Centro Cultural no abre sus puertas”.
Condiciones del recinto y patrimonio almacenado
Según la investigación del periodista Fernando Chuquipuinta Machaca, el interior del recinto presuntamente contiene piezas culturales de valor local. Entre ellas figuran los mantos sagrados de la Festividad de la Santísima Cruz del 3 de mayo, pinturas de autores huancaneños, documentos literarios y un reloj de cuarzo vinculado al exdiputado Pablo Apaza Toque, donado en la década de 1950.
El informe indica que la exalcaldesa Hermelinda Salas de Perea ordenó la construcción de una torre en la plaza principal para instalar ese reloj, considerado un símbolo por la comunidad.

Ausencia de declaraciones oficiales
Diario Viral informó que ninguna autoridad local respondió a los reiterados intentos de consulta sobre el estado actual del centro cultural o su posible reapertura.
La investigación menciona como autoridades involucradas al alcalde de Huancané, Valerio Tapia Tapia; a la regidora Leyder Carina Puma Ojeda; a la regidora de Cultura, Juana Yessenia Vargas Ortega; y al subgerente de Educación, Cultura, Turismo y Deporte, Bernabé Mamani Coqueña.
Recinto cerrado y sin señalización
En palabras del periodistaFernando Chuquipuinta, quien verificó el estado del lugar in situ:
“No hay letreros, ni personal, ni actividades. El recinto está cerrado desde hace más de tres años y no hay ninguna explicación visible para los vecinos.”
El informe también señala que no existe información pública actualizada sobre el inventario de bienes ni sobre el estado de conservación de los objetos almacenados.
Artículo de Camila Luciana Carpio Pacheco