El pasado 21 de junio, coincidiendo con el solsticio de invierno, se cumplieron once años desde que el Qhapaq Ñan fue reconocido como Patrimonio Mundial por la UNESCO. Esta red vial milenaria, consolidada por los incas en el siglo XV, atraviesa seis países —Argentina, Bolivia, Chile, Colombia, Ecuador y Perú— y más de 30,000 kilómetros de caminos. Su inscripción como bien cultural fue resultado de una década de trabajo coordinado entre especialistas, comunidades y gobiernos. En una candidatura multinacional sin precedentes.
Pero ¿por qué fue declarado Patrimonio de la Humanidad?
La respuesta se encuentra en el llamado Valor Universal Excepcional del Qhapaq Ñan. Según la UNESCO, esta red cumple con cuatro de los criterios culturales más exigentes para la inscripción en la lista:
- Criterio II: El Qhapaq Ñan es prueba de un intercambio de influencias culturales, tecnológicas y artísticas en todo el territorio del antiguo imperio. “Se basó en la integración de los conocimientos ancestrales y las especificidades de comunidades y culturas andinas más antiguas”.
- Criterio III: Representa un testimonio excepcional de una civilización viva o desaparecida. “Es un testimonio único y excepcional de la civilización Inca, basada en valores y principios de reciprocidad, redistribución y dualidad”.
- Criterio IV: Constituye un ejemplo notable de arquitectura e ingeniería adaptada a condiciones geográficas extremas. “Creó un sistema de comunicación y de intercambio continuo y funcional, mostrando excepcionales habilidades arquitectónicas y de ingeniería en ámbitos rurales y remotos”.
- Criterio VI: Está vinculado a tradiciones vivas y creencias de significado universal. “Jugó un rol esencial en la organización del espacio y de la sociedad a lo largo de los Andes, donde los caminos eran usados, además, para compartir valores culturales intangibles”.
Durante la ceremonia por el aniversario en Lima, la viceministra de Patrimonio Cultural, Moira Novoa, subrayó que “el Qhapaq Ñan no es solo una red de caminos, es una manifestación viva de la organización, tecnología, cosmovisión y diversidad de los pueblos andinos”. Añadió que, a once años de la declaratoria, “celebramos los avances logrados en su protección y gestión. Gracias al trabajo conjunto con comunidades originarias, autoridades locales y equipos técnicos, se ha logrado salvaguardar más de 600 km de caminos y más de 300 sitios arqueológicos en toda la región andina”.
La declaración del Qhapaq Ñan no es solo un reconocimiento al pasado. Es también un llamado a continuar protegiendo, estudiando y transmitiendo este legado a las futuras generaciones. Después de tantos años, el Qhapaq Ñan sigue siendo un símbolo de integración, identidad y resistencia cultural en los Andes.
Redacción por Germain Soto