A más de tres años del VII Encuentro de Responsables de Bienes Culturales Religiosos, se han dado avances importantes en la protección del patrimonio religioso en el Perú, aunque todavía existen áreas con potencial de mejora. El evento, promovido por la Comisión de Educación, Cultura y Bienes Culturales de la Conferencia Episcopal Peruana, presidida en ese entonces por Monseñor Robert Prevost, hoy Papa León XIV, sirvió como un valioso punto de partida para el registro y recuperación del patrimonio. Sin embargo, las cifras actuales reflejan que aún persisten desafíos en la respuesta institucional, lo que resalta la oportunidad de continuar avanzando en una colaboración más estrecha con las entidades competentes, como el Ministerio de Cultura.
Entre 2019 y 2022, Prevost lideró diversas iniciativas desde dicha comisión, incluyendo la elaboración del Manual de instrucciones para la protección del patrimonio cultural mueble e inmueble de la Iglesia Católica en el Perú y la participación activa en eventos de alcance nacional. El evento realizado en 2021, enfatizó la responsabilidad ética de preservar documentos, archivos, obras de arte y templos religiosos como parte de una misión cultural y espiritual compartida.

Sin embargo, los datos disponibles muestran brechas preocupantes. De acuerdo a la Guía para la conservación preventiva de las edificaciones religiosas integrantes del Patrimonio Cultural de la Nación, se informó que en el Perú existen 950 templos religiosos oficialmente reconocidos como parte de ese legado histórico. No obstante, plataformas como el Sistema de Consulta de Bienes Inmuebles no permiten saber cuántos de estos bienes están en mal estado o en riesgo.
De acuerdo al VII Encuentro, de los 15,697 bienes culturales muebles registrados por diócesis, prelaturas y congregaciones, solo se cuenta con imágenes de 33 de los 53 bienes calificados como “no habidos”, mientras que 20 no cuentan con documentación visual alguna.
También se expusieron casos de templos e iglesias que desconocían el valor histórico o artístico de los bienes muebles que albergaban. En muchos de estos casos, la falta de conocimiento técnico impidió su adecuado registro, debido a que no se contaba con orientación sobre los procedimientos para catalogarlos como patrimonio.
Asimismo, según el Registro de Bienes Culturales Sustraídos, entre 2019 y 2024 se perdieron al menos 81 bienes religiosos, de los cuales apenas se logró recuperar una mínima parte. Solo en 2021, año del citado encuentro, se sustrajeron 25 bienes y se recuperó uno.
Para Gerardo Sabino Moreno, especialista sénior en registro de bienes de interés histórico artístico, es urgente que el Registro Nacional Patrimonial Informatizado —creado por la Ley N° 28296— se fortalezca con criterios cualitativos y cuantitativos que permitan diagnosticar el estado real del patrimonio religioso.
Aunque el Manual de instrucciones para la protección del patrimonio cultural mueble e inmueble de la Iglesia Católica identifica con claridad a los diversos actores involucrados —como el Ministerio de Cultura, los gobiernos locales y entidades como la SUNAT, el Poder Judicial o la Policía Nacional—, los avances en la materia todavía enfrentan importantes desafíos. Esto refleja que, si bien la responsabilidad es compartida entre distintas instituciones, persisten dificultades de coordinación y de implementación que limitan una protección más efectiva del patrimonio religioso.
Organizadores del VII Encuentro sostuvieron en su momento que el evento buscaba fortalecer capacidades institucionales y frenar el tráfico ilícito del patrimonio religioso. No obstante, los datos actuales reflejan que las medidas implementadas han tenido un alcance limitado frente a la magnitud del problema.
Redacción por Germain Soto