En el distrito de Madrigal, provincia de Caylloma, los impactos de la contaminación minera no han cesado a pesar de que la explotación formal culminó hace más de tres décadas. Canchas de relave abandonadas, bocaminas abiertas y la contaminación del agua. Son parte del escenario que enfrenta la población, sin que hasta la fecha se haya ejecutado un proceso de cierre de mina ni acciones concretas de remediación ambiental por parte del Estado.
“El agua que sale de las bocaminas llega al río y esa agua nosotros consumimos, lamentablemente, porque nuestras autoridades no hacen nada”, declaró el alcalde de Madrigal, Mario Pacheco Cayani, quien sostiene que los reclamos datan desde 1985 sin obtener respuesta efectiva del Ministerio de Energía y Minas (MINEM).
La antigua Compañía Minera Madrigal, que operó entre 1972 y 1991, dejó un pasivo ambiental —es decir, un área afectada por contaminación o degradación causada por la actividad minera. Ello representa una «deuda ecológica» aún no remediada— de aproximadamente 400 hectáreas, donde antes se cultivaba maíz, habas, quinoa, papa y frutales como pera y manzana. Hoy, esas tierras han quedado inservibles. “No podemos ni sembrar alfalfa”, lamentó el alcalde, quien además indicó que la actual empresa titular, Mountain Minerals —de capital chileno—, se deslinda de toda responsabilidad sobre los relaves.

Por otro lado, según el informe Geoquímica Ambiental de la Cuenca del río Camaná – Majes – Colca, boletín Nº 25 Serie B Geología Económica del Ingemmet, página 49, más de 2 millones de toneladas de desechos mineros en Madrigal dejados por la empresa Mountain Minerals Perú SA se reactivan con las lluvias y liberan líquidos con metales pesados que llegan a los ríos Palca y Cahuira, parte de la cuenca Majes-Camaná. Estos residuos contienen arsénico, plomo, cadmio y zinc, lo que representa un riesgo directo para la salud y el ecosistema local.
De acuerdo con el Inventario Nacional de Pasivos Ambientales Mineros , que se encuentra bajo la Dirección General de Minería del Ministerio de Energía y Minas, existen 60 focos de contaminación similares en toda la provincia de Caylloma. La falta de responsables identificados y estudios ambientales actualizados ha impedido cualquier avance en su remediación.
Mientras tanto, la población de Madrigal continúa esperando una intervención efectiva. “Han pasado más de 50 años y seguimos en lo mismo”, concluyó el alcalde Pacheco
Redacción por Germain Soto