Un reciente estudio internacional advierte que el 41,8% de las áreas marinas protegidas (AMP) del Pacífico central y sur no cuentan con planes técnicos de gestión, lo que pone en duda su efectividad para proteger los ecosistemas marinos y especies vulnerables como tiburones y rayas.
La investigación, realizada por el Grupo de Especialistas en Tiburones de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), analizó 182 AMP establecidas entre 2010 y 2023. Aunque la creación de estas zonas responde al compromiso internacional de proteger al menos el 30% de los océanos al 2030, la falta de planificación técnica las convierte en «parques de papel», con protección limitada.
“Si tienes un AMP y no hay un plan de manejo, básicamente no se está implementando la conservación (…) Estas áreas en la práctica no están siendo efectivas”
Señaló la bióloga marina Adriana González Pestana, una de las autoras del estudio.
Países con mayores deficiencias
Los países con más AMP sin planes de manejo son:
Nicaragua: 80%
Panamá: 70%
Chile: 67,9%
Colombia: 50%
Perú se ubica en un nivel intermedio respecto a las Areas Marinas Protegidas. Entre las seis áreas evaluadas, la Reserva Nacional Dorsal de Nasca y el Santuario Nacional Manglares de Tumbes no tienen planes de gestión. Las que sí lo poseen son la Reserva Nacional de Paracas, San Fernando, Islas, Islotes y Puntas Guaneras, y la Zona Reservada de Ancón.
Pesca en áreas protegidas: una contradicción
Una de las principales alertas del estudio es que muchas AMP permiten actividades pesqueras. De toda la superficie protegida en el Pacífico central y sur, solo el 3,7% está totalmente libre de pesca, mientras que el 96,3% permite algún tipo de extracción, lo que debilita su función conservacionista.
“Cuando se permite la pesca, se está yendo en contra de los objetivos de conservación, porque la mayor amenaza para las especies es la pesquería”, explicó González Pestana. “Es contradictorio, aunque hay que evaluar qué tipo de pesquería se realiza ahí”, agregó.
En países como Ecuador, 16 de sus 19 AMP permiten pesca. El caso es más extremo en Honduras, Guatemala y Nicaragua, donde el 100% de las áreas protegidas autorizan actividades extractivas.
En Perú, cuatro de las seis AMP analizadas permiten pesca, incluso industrial. Por ejemplo, en la Reserva Nacional Dorsal de Nasca, se permite la pesca de bacalao de profundidad en zonas de protección estricta y de gran escala en otras áreas.
“Como país, aún tenemos una visión del mar meramente extractiva, motivo por el cual ni siquiera tenemos como objetivos de conservación a especies de peces que están gravemente amenazadas, endémicas únicas o clave para el ecosistema”, señaló el biólogo pesquero Yuri Hooker Mantilla.
Tiburones y rayas: especies clave bajo amenaza
De acuerdo con la Lista Roja de la UICN, el 37% de los tiburones y rayas están en peligro de extinción. Estas especies ocupan el tope de la cadena alimenticia marina y ayudan a mantener el equilibrio del ecosistema, al controlar otras poblaciones y eliminar ejemplares enfermos.
Hooker resaltó también el valor cultural de estas especies en muchas comunidades costeras, donde forman parte de prácticas ancestrales de alimentación. No obstante, la pesca intensiva ha reducido su presencia en los océanos.
“Sin prácticas de conservación eficientes, no solo perdemos a animales muy beneficiosos para el océano, sino también recursos pesqueros para comunidades pesqueras artesanales”, advirtió el investigador de la Universidad Peruana Cayetano Heredia.
ISRA: zonas críticas sin protección efectiva
En 2022, la UICN definió las Áreas Importantes para Tiburones y Rayas (ISRA), zonas clave para el desarrollo de 96 especies marinas. En el Pacífico central y sur se han identificado 65 ISRA, que cubren más de 5,7 millones de km². Sin embargo, solo el 15,6% de estas zonas coincide con AMP existentes, lo que deja a la mayoría sin protección efectiva.
“Al alinear las AMP con las ISRA, garantizamos que las áreas protegidas abarquen los hábitats críticos para la supervivencia y la recuperación de estas especies”, explicó González Pestana. “Las AMP tradicionales, a menudo, no tienen en cuenta las necesidades específicas de los elasmobranquios, lo que da lugar a una protección insuficiente”.
Entre los países que presentan una mayor coincidencia entre AMP e ISRA están México, Costa Rica, Colombia, Panamá, Honduras y Ecuador. En contraste, Chile, El Salvador, Guatemala, Nicaragua, Francia y Perú tienen una contribución muy baja: menos del 2%.
Necesidad de AMP más efectivas
El conservacionista Maximiliano Bello Maldonado, de la organización Mission Blue, remarcó que muchas Áreas Marinas Protegidas actuales permiten actividades extractivas y, por tanto, deberían considerarse solo como “áreas de manejo”, no de conservación.

“Las áreas totalmente protegidas —sin pesca ni otras actividades extractivas— son más baratas, más fáciles de vigilar y ofrecen mejores resultados en el largo plazo”, sostuvo Bello.
En conclusión, los investigadores destacan que, si las AMP del Pacífico central y sur fueran más estrictas y se alinearan con las zonas definidas por ISRA, los tiburones y otras especies tendrían el doble de protección que la que reciben hoy. Sin cambios en la gestión y el compromiso político, los esfuerzos por conservar estos ecosistemas seguirán siendo insuficientes.