El 28 de marzo del 2025, la ciudad de Arequipa amaneció con una lamentable noticia del vandalismo causado a las dos esculturas de leones que adornaban el mencionado parque. Nos obstante, cabe preguntarse ¿Qué valor tiene?, ¿Siempre estuvieron ahí?, ¿Qué significado tiene?. A continuación explicaremos el valor que tiene los leones a través de la lectura del pasado.
Los leones en la Alameda Pardo

Foto 01: Fondo de la Alameda, del estadounidense Charles Fletcher Lummis (1893 – 1894). Fuente: Colección privada. |
Nos remontamos a finales del siglo XVIII, en la ciudad de Arequipa, inicia la época gobernativa del intendente Antonio Álvarez y Jiménez en la Intendencia de Arequipa (1785-1796), el cual concibe y ejecuta la construcción de la Alameda del Río con el objetivo de evitar el ocio y malos entendimientos, según las precisiones que adjunta el Fray Víctor M. Barriga de la “Memoria de la Visita a la Provincia de Arequipa del Intendente”, que precisa lo siguiente:
“Procurando el que no careciese esta Provincia, y particularmente su Capital de paseos público para evitar el osio [sic] y malos entendimientos que acarrean el vulgo, sin las lícitas diversiones, dispuse se levantase una Alameda, como en efecto se construyó de primorosa Arquitectura al margen superior del Río, en lugar cómodo y aparente, con lo que se ha conseguido en mucha parte el fin a que se dirigió, concurriendo el vecindario gustosamente a sufragar su costo (…) cuyo Plan se dirigió con oficio de 7 de Febrero de 1786 al Excmo. Señor Virrey, según Artº [sic] de la Real Ordenanza mereciendo la aprobación respectiva” (Barriga, 1941: 64)
Esta acción debió ser un jubilo para la población arequipeña después de los horrores y destrozos causados por el terremoto de 1784 y, en consecuencia, podemos afirmar las explicitas preocupaciones urbanísticas del intendente (Gutiérrez, 2019: 51). En suma, las crecidas del río y las precipitaciones pluviales en 1790 provocaron que se diera un reforzamiento al área contigua al antiguo puente Bolognesi (Barriga, 1941). Ahora bien, la importancia de la mención y la precisión del inicio de la obra de la Alameda del Río yace en las descripciones que hace el Padre José María Blanco de la Alameda en 1835, que refiere lo siguiente:
“En la testera donde termina la alameda se ve, sobre la pared baja que tiene, dos cubos y dos cilindros. En el vértice de los cubos prolongados que ocupan un extremo y otro de la pared hay dos leones de piedra canto de vara y cuarta de largo, y de una sola pieza, recostados en dos elipses también de piedra, cuyos diámetros respectivos tienen una vara de longitud y media vara de altura. Los cilindros que ocupan el medio terminan en prismas cuadrangulares, siendo construidos estos y los cubos según el orden toscano” (Blanco, 2022: 232)
En primer lugar, debemos hacer referencia a una estructura muy conocida denominada “El arco del intendente”, siendo una clara evidencia y homenaje a las acciones y labores emprendidas por el intendente Álvarez y Jiménez. No obstante, dicha estructura, como la Alameda, sufriría serios daños en el terremoto de 1868 y seria reconstruida en 1905, sin embargo, tendría un nuevo diseño sin considerar al arco.

Foto 02: Litografía de Emilio Prugue en 1860 de la Alameda Pardo, el puente y la ciudad de Arequipa. Fuente: Colección privada. |
En concordancia la Alameda recibiría distintas denominaciones a lo largo de los años, sin embargo, el nombre actual, con el cual lo conocemos, se evidencia en el plano topográfico de Arequipa de 1899 de Alberto Rivero.
En segundo lugar, en la descripción que hace de la Alameda podemos evidenciar que ahí se encontraba primigeniamente los dos leones que hoy en día están en el parque infantil Grau.
El Parque Bajo Grau

Foto 03: El puente Grau a finales del siglo XIX. Fuente: Arequipa Tradicional. |
Si bien, desde un principio a ciudad de Arequipa estaba divida por dos zonas claramente diferenciadas. La primera de ellas nos referimos a lo que hoy conocemos como el centro histórico donde estaban asentados los vecinos más importantes y acaudalados de la ciudad. La segunda de ellas era la banda contraria al río donde estaban asentadas la población rural. Ambas zonas están unidas primigeniamente por el antiguo puente Bolognesi, que era la principal entrada a la ciudad de Arequipa. Con el paso del tiempo, se evidencio un desarrollo económico y urbano que provoco, en gran medida, la apertura de nuevas rutas de comunicación entre las distintas zonas de Arequipa.
En consecuencia, podemos rastrear la aprobación de la obra del nuevo puente a través de la “Breve memoria de la Administración Local de Arequipa durante el periodo que ha funcionado la Honorable Municipalidad en 1884”, que afirma lo siguiente:
“El 28 de mayo del presente año, se presento [sic], pues, á la H. Municipalidad una proposicion [sic], suscrita por el Dr. D. J. Moscoso Melgar, para la realizacion [sic] de la obra del puente nuevo, que fue aprobada por unanimidad, en sesion [sic] de la misma fecha. (…) el puente debe construirse con arreglo á los planos formados por el arquitecto don Juan Albertazzo, (…) la obra debe realizarse por administracion [sic]: debe solicitarse la cooperación de las autoridades políticas, de las Municipalidades de Yanaguara [sic] y Caima (…) debe venderse en pública subaste la “Quinta de Vargas” para aplicar su valor integro al gasto de la obra” (Administración Municipalidad, 1884: 33)
En consecuencia, El 2 de mayo de 1887 se da la inauguración del nuevo puente, sin embargo, la mencionada obra se ha realizado sobre la Quinta Vargas y la Quinta Gómez Sánchez y que actualmente seria la actual Quinta Salas.

Foto 04: Vista interior del Parque Grau, 1950. Fuente: Colección privada. |
Llegado el siglo XX, se acercaba las celebraciones por el centenario de la Independencia del Perú y, en consecuencia, la ciudad de Arequipa no seria ajena a dichas celebraciones, por ende, se dieron algunas actividades referidas a la coyuntura y, entre ellas, se dio el inicio de la obra del parque bajo Grau. Ahora bien, es importante precisar que desde un inicio se dio la existencia la presencia extranjera en la ciudad de Arequipa, que se dedicaban al comercio, ya que Roger Sánchez (2024) citando a Heinrich Witt nos menciona que para 1824 existía ya veinte y ocho comerciantes extranjeros apostados en la ciudad de Arequipa, claro esta que fue variando con el pasar de los años. Los migrantes que llegaban a la ciudad de Arequipa con el pasar de los años formaron comunidades de migrantes que se asentaron en la ciudad e iniciaron sus negocios propios.
En consecuencia, en la coyuntura que vivía Arequipa en la década del veinte de la nueva centuria provoco que las comunidades migrantes asentadas en la ciudad puedan ser parte del jubilo del centenario nacional. Por lo tanto, la colonia palestina, asentada en Arequipa, deseo ser parte de la celebración nacional, por ende, busco dar un presente a la ciudad blanca mediante la construcción de un parque.
Por consiguiente, se realizaron donativos de las familias Salomon, Kajact, Abugattas, entre otras, de origen palestino de igual forma otras colonias apoyaron. El espacio utilizado fue el área expropiada de la “Quinta Vargas”. Posteriormente, el 27 de julio de 1921, se da la bendición e inauguración de las obras terminas de la siguiente manera:
“Bajo la dirección del inspector municipal de baños Víctor Dávila (…) estuvieron presente el Sr. Prefecto del Departamento, el Obispo de la Diócesis, el Sr. alcalde, el comandante General de la Tercera División, el subprefecto y representantes de las diversas colonias que ayudaron. El Ilmo. Sr. Obispo Fray Mariano Holguín procedió a la bendición de las diferentes obras realizadas en la Quinta Vargas” (Carpio, 2019: 19)
En suma, anteriormente en donde se erigió el mencionado parque ya esta en funcionamiento un Zoológico, ya que por los años de 1905 se dio la apertura del mismo y en este recinto se exhibían principalmente aves, como Aguilar, halcones, un cóndor, pingüinos, pero quizás la especie mas recordada y popular era una pareja de focas, que según cuentan se llamaban Carlos y Carlota. (Radio Líder, 2024)
Si bien, no se tiene el dato exacto de la movilización de los dos leones al parque infantil Grau, podemos inferir la importancia que tiene dichas esculturas, ya que fueron testigos vivos del cambio urbano dado en la ciudad a lo largo de las dos anteriores centurias, asimismo, de los acontecimientos políticos y militares que protagonizo la ciudad de Arequipa y las vicisitudes de su población.

Foto 05: Vista del León en la Alameda Pardo, inicios del siglo XX. Fuente: Colección privada. |
Un significado perecedero
¿Qué significa los leones? Los investigadores Jean Chavalier & Alain Cheerbrant (1986), definen a los leones de la siguiente manera:
“El león es símbolo de poderío y de soberanía; símbolo también del sol, el oro, la fuerza penetrante de la luz y el verbo” (Chavalier & Cheerbrant, 1986: 637)
Dichas precisiones podemos llevarlas al campo histórico, ya que a la ciudad de Arequipa se le conoció como “El León del Sur” o “La ciudad Caudillo” apelativos que hacen referencia a su protagonista en los años convulsivos del siglo XIX, asimismo, el historiador Jorge Basadre al referirse a la ciudad de Arequipa en la época república nos precisa lo siguiente:
“Como Cusco en la época prehispánica y como Lima en la época colonial, es Arequipa la ciudad mas representativa y pintoresca de la República “(Basadre, 1980: 200)
En las calles de la ciudad fueron testigos vividos de las batallas que se realizaron en el siglo XIX y, en consecuencia, los leones representaron un presagio de la gesta revolucionaria que se concebiría en la ciudad de Arequipa a través de las armas y el verbo en buena parte de la centuria. Con la presencia de figuras como Domingo Nieto o Francisco de Luna Pizarro y, llegando al siglo XX, con el Dr. Francisco Mostajo y el Dr. Arturo Villegas Romero, por mencionar a algunas figuras emblemáticas de la ciudad blanca.
En conclusión, con lo acaecido en el parque, nos queda reflexionar sobre el cuidado del mobiliario urbano y los distintos bienes patrimoniales de nuestra ciudad, ya que cada uno de ellos tiene una historia que contarnos y confiemos en que las autoridades puedan preservarlos y restaurarlos para que las futuras generaciones puedan ver en él una muestra vivida de nuestra historia.
Artículo de: Mathiu Cruz Frisancho