sábado, abril 19, 2025
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El uso político de la historia, la llegada de los restos del hijo de Túpac Amaru II.

El anterior domingo 06 de abril, se dio mucha cobertura mediática de la llegada de los restos del hijo de Túpac Amaru II, precursor de la independencia del Perú, al territorio nacional, sin embargo, ello trajo consigo la apertura de un debate en los círculos sociales, políticos y académicos.

Fernando Túpac Amaru Bastidas, hijo de Micaela Bastidas Puyucahua y José Gabriel Condorcanqui Noguera,  a su corta edad presenció la atroz sentencia que se les dio a sus padres por ser las cabezas de la rebelión de 1780, y hoy regresa al territorio nacional los denominados “Restos Simbólicos”. En consecuencia, se realizará una somera relectura de los hechos de la rebelión 1780 y escudriñar la verosimilitud de los mencionados restos.

Las Reformas Borbónicas

La Guerra de Sucesión Española (1701 – 1713), que enfrentó a dos bandos por el control de la corona española y sus dominios. Si bien, el enfrentamiento tuvo implicado a otras coronas, es evidente, que la guerra se dio entre Francia e Inglaterra y, en consecuencia, se dio enfrentamiento entre sus intereses que traía consigo el poner a un nuevo rey en el trono español. La guerra tuvo como principal repercusión la ascensión de Felipe de Anjou de la Casa de Borbón, partidario del bando francés, al trono español, que se dio a través de la firma del tratado de Utrecht en 1713.

Con estos hechos, se abrió una nueva época en España y sus dominios hispanos, ya que la  llegada de una nueva casa trajo consigo una nueva mentalidad. El historiador Jaime Vicens Vives (1997) afirma que «Durante un siglo, de 1700 a 1808, la nueva dinastía borbónica llevó a cabo una serie de hondas reformas. Unas venían impuestas por la liquidación del régimen austracista; hubo otras que respondieron al arbitrismo ministerial estimulado por el ejemplo europeo en la época del Despotismo Ilustrado». Muchas de las reformas se dieron de manera progresiva a lo largo del siglo XVIII y, muchas de estas, buscaron centralizar el poder imperial en los dominios hispanos, asimismo, acontecimientos de escala atlántica fueron importantes para la implementación de reformas en ciertos sectores.

No obstante, muchas de estas reformas no fueron del agrado popular, ya que cambiaban, en gran medida, las disposiciones dadas por los Habsburgo en su tiempo de reinado, sin embargo, en «Noticias Secretas de América», escrito por Jorge Juan y Antonio de Ulloa, se dejaba entrever las deficiencias de la administración española en sus colonias (Fisher, 2000) y, en consecuencia, la razón y motivo de la implementación de las reformas. Ahora bien, como se indicó, muchas de las reformas fueron progresivas; en el caso de las reformas de índole económico, que es punto de interés para el tema, provocaron mucho descontento especialmente entre los indios, específicamente, con el tema de los repartos.

Imagen 01: Retrato de Tupac Amaru II a caballo, obra de Tadeo Escalante, siglo XIX.

La Rebelión de Túpac Amaru II

José Gabriel Condorcanqui Noguera, conocido como Túpac Amaru II, nació en el cacicazgo cuzqueño de Surimana el 19 de marzo de 1740. El 25 de mayo de 1760 se casó con Micaela Bastidas Puyucahua, con quien tuvo tres hijos: Hipólito (Surimana, 1761), Mariano (Tungasuca, 1762) y Fernando (Tungasuca, 1768). Se desempeñó como arriero llevando mercaderías, asimismo, fue reconocido como cacique de Tungasuca, Surimana y Pampamarca. En consecuencia, estuvo presente en las acciones reformistas de los borbones, asimismo, vio de primera mano los abusos realizados por los corregidores al respecto de los repartimientos, que fue uno de los principales motivos sobre el respectivo levantamiento.

Los repartos podemos entenderlo como la venta que realizaban los corregidores de efectos de Europa a los indios, obligatoriamente, que eran de manera extraoficial, sin embargo, la legalización del mismo se dio mediante la Real Cédula del 15 de junio de 1751. En tal sentido, se hicieron presentes los descontentos por dicha legalización, sin embargo, fue una protesta en base al orden social y del sistema legal vigente (Golte, 1977). En consecuencia, se presentaron en demasía quejas a las Audiencias mediante el Protector General de Indios, y se sustentaron de la siguiente manera:

“17 Jul. Silvestre Atamas Mamani, principal de Azángaro, presenta queja contra el corregidor Joseph Valdez y Peralta por el reparto de mercancías inservibles” (Golte, 1977)

“6 Nov. Sebastián Córdoba, principal del pueblo de Cabari, provincia de Sicasica, presenta queja contra el teniente Cipriano de Luna que le dio mercancías para repartir y luego se incautó sus propiedades al no poder el demandante hacer efectivo el pago exigido por el teniente” (Golte, 1977)

Las presentes quejas se dieron en la Audiencia de La Plata en 1759, y dichas quejas no fueron las únicas que se dieron. En concordancia, las dichas quejas, no se dieron por efectivas a pesar de apegarse al reclamante colonial vigente y, dar por efectivo, la legalidad de la demanda, ya que los corregidores no acataban los dictámenes de las audiencias y, de esta manera, el virrey y los oidores fallaron a favor de los corregidores quitando el principio de la aceptación voluntaria del reparto que regía, en un primer momento, en el espacio colonial (Golte, 1977). En suma, algunos se pronunciaron al respecto de los atropellos, y este es el caso de Don Manuel Abad Yllana, Obispo de Arequipa, que en un escrito del 10 de abril de 1776, que expone la persecución que tenían muchos naturales por parte de los corregidores (Cateriano, 1908 & Golte, 1977)

“De oficio, Señor, digo, que estos corregidores son tan des poticos (sic), y tan tiranos que sin algún vecino se queja de su despotiquez (sic), y tiranía al gobierno, experimenta tan furiosas hostilidades del corregidor, que habrá de desterrarse de su patria, o habrá de dejar la demanda. La sentencia que espera a su favor es futura, e incierta, y los daños que padece son muy cierto, y presente (…)” (Golte, 1977).

De esta manera, con un pueblo descontento por los atropellos, inicia la rebelión con la ejecución del corregidor Antonio de Arriaga el 10 de noviembre de 1780, sin embargo, este hecho puede interpretarse desde una mirada personal o hasta macropolítico (Walker, 2015) en razón de las circunstancias de los hechos. No obstante, eso no quita el hecho que se le considere como a él y la rebelión como un «Movimiento anti-colonialista, reivindicador y precursor de justicia social e independencia política más importante que haya tenido el Perú» (Denegri, 1972). Posteriormente, se da, mediante las comunicaciones, un reclutamiento de tropas en las comunidades, provincias y villas aledañas, asimismo, debemos resaltar el carácter no profesional del ejército, ya que no tenían una plena formación militar. Y, ello se ve representado en la correspondencia que mantuvo con algunas personalidades del medio administrativo, que sigue de la siguiente manera.

“Esta va por mano de don Julián Vargas, quien le impondrá a vuesa merced de todo; y solo le digo que al presente se halla esta provincia con toda la gente de las 5 provincias, y también de Arequipa; y así vuesa merced premedite lo mejor que le pareciere, y me mande con él, seguro de mi afecto; con el ruego a Nuestro Señor los guarde los muchos años que deseo Lampa.” (Colección Bicentenario, 1981)

En consecuencia, a la ciudad Cuzco llega la noticia de los acontecimientos, y provocará que se forme una Junta de Guerra que presidirá el obispo del Cuzco Juan Manuel Moscoso y Peralta. La mencionada junta preparará con premura una respuesta militar y, resultará, en el envío de un contingente militar liderado por Tiburcio Landa. Dándose el decisivo choque en Sangarará, el 18 de noviembre, y culminando con la derrota de las armas españolas. Para ese entonces, se veía una pronta ocupación del Cuzco, sin embargo, no se dio dicha movilización a la ciudad, y la molestia de proceder de Túpac Amaru se vio reflejado en las cartas de Micaela Bastidas, que era la cabeza logística de la revolución.

Para ese momento, ya había llegado la noticia de los fatales hechos a la ciudad de los reyes y, justamente, se preparó una respuesta militar por parte del virrey Agustín de Jáuregui y Aldecoa y, el visitador, José Antonio de Arreche. Concluyendo en el envío de un contingente militar a la ciudad del Cuzco que llega el 1 de enero de 1781; justamente, las tropas llegan cuando se estaba por realizar el cerco del Cuzco por parte de Tupac Amaru II y su primo Diego Cristóbal Túpac Amaru. En consecuencia, el brigadier Mateo Pumacahua derrota a las fuerzas de Diego Cristóbal, que venían del norte, provocando, el repliegue de las tropas de Túpac Amaru. 

Posteriormente, se dan progresivos enfrentamientos entre ambos bandos militares, no obstante, la rebelión llega a su punto más álgido con la captura de Túpac Amaru y Micaela Bastidas el 6 de abril de 1781, sin embargo, Diego Cristóbal liderará la rebelión hasta darse el Tratado de Paz de Sicuani el 27 de enero de 1782. Ahora bien, una vez capturado Túpac Amaru, se remite comunicaciones de lo sucedido a todas las dependencias, de la siguiente manera:

“(…) a fin de que cuanto antes llegue a noticia de todos el feliz suceso conseguido por las armas del Rey con la derrota y prisión de Gabriel Tupac Aamaru, su familia y demás sublevados del Perú porlo que esta pueda contribuir no solo a regocijar, sino a tranquilizar y serenar los ánimos perturbados quizá con otras” (AGN – Colombia, fondos Milicias y Maria, legajo 140, fol. 859)

Resultando que, entre el mes de abril y mayo se da el enjuiciamiento y tortura de Túpac Amaru II y sus familiares y, es importante, resaltar la respuesta emitida por José Gabriel Condorcanqui en el interrogatorio efectuado el 19 de abril de 1781, indicando que su rebelión no fue en contra ni del rey ni su corona (Colección Bicentenario, 1981). El 18 de mayo de 1781, en un acto público en la Plaza de armas del Cuzco, fueron ejecutados Túpac Amaru II y sus familiares que lo acompañaron en todo este suplicio y agonía. Y, su martirio se dio de la siguiente manera:

“(…) remitido a esta Real Audiencia copia autorisada de las sentencia impuesta a estos reos y executados en la Plaza del Cusco a dies y ocho de mayo de mil setecientos ochenta y uno para que sirba de exemplo y llegue a notar de todos la gran verdad detan exprezable crimen y su castigo, se publicaran las situadas sentencias poniendose en lugares Públicos en que conoce que al mencionado Rebelde Josef Gabriel Tupac Amaro al que después de haver presenciado las execuciones de los demas Reos se le corto la Lengua y luego fue descuartizado por quatro caballos el dia dies y ocho de mayo a las quatro de la tarde, se quemaron parte de su Cuerpo principal, y el de su muger Micaela Bastidas en el Zerro de Picho donde se puso una Piedra con su cinta inscripcion de sus echos, y su cabeza fue llevada a la Provincia de Tinta, un Brazo a Tungasuca, otro a Carabaya, una pierna a Sibitaca y lo restante de su cuerpo al Cusco” (AGN – Colombia, fondo Miscelánea, legajo 66, fs. 25-26)

De esta manera, llega a su fin la Rebelión de Túpac Amaru II, que fue el inicio de una acción armada que buscaría resolver problemáticas perecederas a lo largo del siglo XVIII.

Imagen 02: Retrato de Túpac Amaru II realizado anónimamente Fuente: Vanegas (2016).

Un destino fatal

Después de tan fatídico día, de la ejecución de sus padres, el hijo menor de Túpac Amaru II es recluido en una mazmorra del Cuzco por 2 años y, posteriormente, es llevado a la ciudad de Lima caminando y esposado. En todo este trajín, Fernando Túpac Amaru Bastidas, con tan solo 10 años de edad, experimentó torturas, abusos, suplicios, hambre, y dolor. A la llegada a la ciudad de Lima, es recluido, nuevamente, en las mazmorras del Real Felipe por dos meses y, posteriormente,  parte para España con el fin de cumplir su sentencia de cadena perpetua en una mazmorra del África. En el viaje experimenta, nuevamente, abusos y hambre de parte de sus carceleros y, lamentablemente, su barco naufragó en el mar del cual fue el único sobreviviente y, más tarde, se entrega a los españoles esperando que su condena sea reducida y, efectivamente, ya no es recluido en una cárcel del África sino, más bien, en una cárcel en España. En su tiempo en España, fue pasando de cárcel en cárcel, sin embargo, su suplicio nunca acabó ni el dolor y la agonía. En agosto de 1798, Fernando Tupac Amaru Bastidas cae gravemente enfermo y fallece con mucha melancolía y dolor. En sus últimos, reflexionaba sobre su vida y todas las penurias que tuvo que pasar y, afirmaba, que «La cárcel envejece y borra la sonrisa el hombre más duro» (Ayala, 2011)

Todo el martirio lo podemos ver reflejado en los escritos, de puño y letra, que dejó el menor de los Túpac Amaru que se recuperó y se convirtió en libro titulado «Este Cautiverio y agonía sin fin» de José Luis Ayala Olazábal. Ahora bien, la relevancia histórica que tiene Tupac Amaru se ve reflejado en sus acciones y lo que representó para la historia del Perú, sin embargo, se buscó eliminar todo rastro de él en su momento, no obstante, caló en el sentimiento nacional como un precursor de la independencia del Perú y de la defensa de los derechos indígenas de nuestro país. Y, hoy en día, vuelve los restos de uno de sus hijos a su cuna andina, no obstante, ello trajo consigo un debate sobre la verosimilitud de sus restos.

En concordancia, el Colegio Profesional de Historiadores cuestiona la veracidad de los restos traídos desde españa  de Fernando Tupac Amaru Bastidas, y lo sustentan de la siguiente manera:

“Según la partida de defunción existente en la Parroquia de San Sebastián, Fernando Túpac Amaru fue enterrado en el cementerio de esa parroquia, pero no en la iglesia. Por lo tanto, no se sabe con certeza el lugar exacto donde podrían estar sus restos, y hasta el momento no han sido hallados”

“El cementerio ya no existe debido al bombardeo de los nacionales durante la Guerra Civil española en 1936. En su lugar, actualmente funciona una floristería, construida en 1943. Por lo tanto, es imposible que se haya extraído tierra de ese cementerio”

Al respecto, el alcalde del Cusco, Luis Beltrán Pantoja Calvo se pronuncio en un medio medio de comunicación, en razón del comunicado emitido por el Colegio Profesional de Historiadores, que cuestionan la veracidad de los restos, dando las siguientes declaraciones:

“Es que no conocen, no han hecho una investigación, si siendo historiadores reconocen la historia (…) Ellos no saben la historia, son historiadores pero desconocen”

Si bien, ambas partes nos mencionan de la variación y cambios que se dieron en la Parroquia de San Sebastián, a partir de hechos históricos importantes en España, no hay una seguridad o certeza de la verosimilitud de los restos traídos desde España, sin embargo, eso no quita el hecho que puedan ser los verdaderos restos de Fernando. En consecuencia, deben seguir dándose investigaciones del tema y escudriñar la verdad de manera objetiva. No obstante, es importante, utilizar muy bien los términos, ya que al referirse a restos hablamos de algo tangible y palpable, sin embargo, lo traído de España es tierra, en palabras del alcalde, que no da una seguridad sobre la veracidad de los dichos “restos” y, por tal razón, pareciera que busca animar y avivar el sentimiento nacional a partir de una figura histórica importante en la historia del Perú, ello puede estar sujeto a interés políticos implícitos.

Artículo de: Mathiu Cruz Frisancho

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